Llamado padma en sánscrito y en lengua tibetana, el loto se viste con una simbología tan bella y rica como su flor.
Tomando raíz en las aguas de lodo, florece graciosamente en tonos que van del azul al blanco, pasando por el rosa y el rojo. Lo encontramos especialmente en India, China o incluso en Egipto, tres regiones donde ocupa un lugar importante en la tradición espiritual. Aunque su simbología difiere de una región a otra según su color, gravita siempre alrededor de la noción de la realización.
De esta manera, este símbolo de camino del despertar y de la floración, la flor de loto recuerda que todos los obstáculos pueden ser superados. Despliega sus pétalos al sol que habitan anclados al suelo, como el ser humano que transciende sus dificultades originales para alcanzar paz y felicidad.
Deja entonces que su perfume y belleza encanten tus sentidos e inspírate a elevarte, a ti también, hacia otros cielos…
La flor de loto en el budismo
Un símbolo de elevación espiritual
El budismo reserva a la flor de loto un lugar esencial. Nelumbo nucifera es de hecho en esta filosofía la flor sagrada por excelencia, que simboliza la realización del ser al hilo de la existencia.
Primero podemos advertir en la mitología y arte budistas, que la flor de loto es un elemento central. Buda aparece así frecuentemente sentado sobre una flor de loto. Se dice también que nelumbo nucifera florecería bajo sus pasos. El mantra tibetano Om Mani Padme Hum, uno de los mantras principales del budismo, invoca además la flor de loto como símbolo de la compasión.
Si el loto ocupa un lugar tan importante en el budismo, es especialmente con motivo de su proceso único de eclosión, percibido como un espejo perfecto del camino espiritual.
De esta manera, la flor de loto toma raíz en el lodo de los charcos y de los estanques. Este contexto inicial de floración, de los más terrestres y humildes, representa samsara, el sufrimiento del ser humano. Un sufrimiento vinculado al condicionamiento, a las creencias limitantes y al apego a la materia.
El espíritu inicia entonces su viaje terrestre y espiritual como un pequeño brote, replegado sobre sí mismo y todavía limitado por su entorno. Al vivir de acuerdo con los principios budistas de pureza, compasión y meditación, la mente evoluciona y florece como la flor de loto. Como la flor de loto, que crece en un entorno oscuro, atraviesa la superficie del agua y florece al sol, el alma trasciende las dificultades y los sufrimientos de la existencia para desplegarse.
Floreciendo bajo el agua, permanece perfecta y no se ve afectada por su entorno físico y sus impurezas. Representa entonces también el no apego al mundo material, alcanzado por el alma espiritualmente realizada.
Un significado diferente según el color
Tal y como hemos precisado más arriba, el loto se presenta en la naturaleza bajo una multitud de colores. También, en el budismo, viste una simbología diferente en función de su color.
De esta manera, una flor de loto azul es un símbolo de la sabiduría y la inteligencia de la mente, mientras que un loto blanco figurará el bodhi, o estado del despertar y de la pureza.
En violeta, el loto significará, con sus ocho pétalos, el “noble óctuple camino”, nombre que se le da al camino de la realización espiritual de Buda. Este camino comprende los ocho principios del despertar espiritual: camino correcto, pensamiento correcto, palabra correcta, acción correcta, medios de la existencia correctos, esfuerzo correcto, atención correcta, concentración correcta. En rosa, la flor de loto será el símbolo de Buda en sí mismo.
Finalmente, un loto rojo representará el amor y la compasión que emanan del corazón.
En el hinduismo, la flor de la divinidad
El hinduismo, religión politeísta (consagrada a varias divinidades), asocia principalmente la flor de loto al mundo de lo divino. Es así frecuentemente representado a los lados de dioses y diosas hindúes, que la llevan en sus manos o la tiene frente a su corazón.
Las escrituras sagradas sugieren por ejemplo que el dios Brahma nació de una flor de loto aparecido en el ombligo del dios Vishnu. Krishna, representación de la belleza divina, es por su parte llamada también el “dios de los ojos de loto”.
Al igual que en el budismo, el hinduismo confiere al loto una simbología vinculada a su floración. Capaz de crecer en un medio sombrío y lodoso, su flor se eleva finalmente por encima de su entorno para florecer, inmaculada y gloriosa.
Para los hindúes, la flor de loto exige al hombre a deshacerse de la confusión y de las tentaciones de su contexto material para florecer espiritualmente. En este sentido, representa entre otros:
- La pureza, ya que la flor permanece bella y perfecta, a pesar de la “suciedad” de su medio de crecimiento,
- El desarrollo del alma, simbolizado por el despliegue de sus muchos pétalos,
- La eternidad de la vida y el renacimiento, ya que la flor se cierra por la noche para “renacer” cada día.
El significado de la flor de loto en el antiguo Egipto
En Egipto, el loto se presenta bajo su forma azul y en realidad está más cerca del nenúfar que del loto sagrado de la India. No obstante, la Nymphaea caerulea es venerada en el antiguo Egipto como una flor espiritual con un fuerte simbolismo.
También se encuentra en la parte superior de las columnas de los templos, en las decoraciones murales que adornan las tumbas o en el arte de la orfebrería, donde decora anillos, brazaletes y pectorales (artículos de joyería que se llevan sobre el pecho).
Es, ante todo, un símbolo de renacimiento. De hecho, esta variedad de loto cierra no solamente sus pétalos al caer la noche, sino que se hunde completamente bajo las aguas. Por la mañana, el loto emerge y se abre de nuevo. El fenómeno se repite cada día, recordando el ciclo eterno de la vida y la muerte, noción fundamental en la espiritualidad egipcia.
Además su apariencia hace eco en el imaginario sagrado: amarillo en su centro, azul en su periferia, el loto recuerda el sol brillante en el azul del cielo. El ritmo diario de sus flores, que se abren por el día y se cierran por la noche, evoca la creación y el curso del astro solar. Después de cruzar el cielo, se refugia en la ola oscura antes de emerger de nuevo al día siguiente, renaciendo eternamente.
En meditación y yoga
Si eres principiante en yoga o en meditación, sin duda estás familiarizado con la posición del Loto, muy importante en el hatha yoga.
Nos sentamos con las piernas cruzadas y dobladas. En la postura total, cada tobillo se coloca en el muslo opuesto y las plantas de los pies miran al cielo. Esta postura recibe su nombre por su forma, que recuerda al de una flor de loto con sus pétalos abiertos.
Permitiría alcanzar un estado meditativo profundo, y lo adoptamos principalmente para los ejercicios de respiración, relajación y contemplación interna. La posición del Loto ayudaría también a liberar la energía conservada en las caderas, donde se enrolla la kundalini, una energía mística que contribuye al despertar espiritual.
Además, en meditación, asociamos a menudo la posición del Loto a los mudras o posiciones de las manos. Estas formas sagradas, creadas posicionando las palmas y los dedos de forma precisa, ayudarían a despertar ciertas energías del ser.
De esta manera, Padma Mudra, el mudra del loto, abriría el chakra del corazón y despertaría este centro de la compasión. Para formar Padma Mudra, se pega primero la base de las palmas entre ellas. Los pulgares y los meñiques se tocan, mientras que los otros dedos se abren como para formar una flor de loto. La foto de aquí arriba muestra el ejemplo. Practica este bello mudra regularmente para ayudar tu centro del corazón a desplegar toda su fuerza y su compasión.
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Hola soy David, me gusta mucho el significado de sus colores de flor de loto y siento como purifaca mi mente y alma.
Muy liberador
Muchas gracias David por tu comentario, que tengas un fantástico día 🙂